Actualmente, el hombre no sólo conoce
los microorganismos y el ADN, sino que ha aprendido a modificarlos en
función de sus necesidades. Si se compara la manipulación genética que se practica desde hace miles de años,
con la biotecnología actual, una de las diferencia principales es que
la ingeniería genética permite el pasaje preciso de genes de una especia
a otra. Por ejemplo, de animales a plantas, de plantas a bacterias, o
de hombres a bacterias.
Justamente,
esta posibilidad de transferir ADN de una especie a otra, es lo que
convierte a la biotecnología en una ciencia tan apreciada por algunos, y
cuestionada por otros. Muchos especialistas ya proclaman al siglo XXI
como el siglo de la biotecnología. “Si el siglo que pasó fue, desde
el punto de vista tecnológico, el siglo del átomo y de la industria
química, el siglo XXI puede ser el de la célula y de la biotecnología”,
expresa el doctor Agustín López Murguía, Investigador Titular del
Instituto de Biotecnología de la Universidad Nacional Autónoma de
México, en su nota Biotecnología, Salud y Alimentación.
Este
pronóstico alentador acerca del papel que desempeñará la biotecnología,
se basa especialmente en la revolución que ya se está produciendo por
el uso de la información genética en diversas áreas de la producción y
el conocimiento. Aún en medio de la controversia, la biotecnología
moderna y sus múltiples aplicaciones convierten a la humanidad del siglo
XXI en testigo y partícipe de una revolución tecnológica sin
precedentes, que recién comienza, y avanza a pasos agigantados.
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